Cuando se reúnan los poderosos del G7 en Canadá para discutir de un mundo caótico, provocado por el capitalismo en crisis permanente, todavía resonarán los ecos de manifestaciones masivas en todo Estados Unidos.
El 14 de junio, día de la bandera y del ejército, miles y miles de ciudadanos se reunieron en 2000 localidades grandes y pequeñas de los 50 Estados, bajo el lema de “Sin Reyes” aprovechando el desfile militar organizado por Trump para celebrar su 79 cumpleaños y el 250 aniversario de la creación del Ejercito Continental. Una coalición de 140 organizaciones de la llamada “sociedad civil”, entre ellas muchos sindicatos locales, organizaron una jornada contra los ataques a los derechos democráticos, en defensa del pacto constitucional y la separación de poderes que Trump amenaza cada día. Las manifestaciones variopintas se llenaron de banderas de barras y estrellas. Estas son continuidad de las convocadas el mes de abril bajo el lema de “Hands Out” (Manos Fuera) para enfrentarse a los ataques de la administración Trump a los servicios públicos federales y en particular al servicio sanitario Medicaid, que pretende recortar brutalmente.
Días antes, en Los Ángeles, cientos de manifestantes se enfrentaban a los agentes federales que han lanzado una ofensiva contra los emigrantes irregulares, provocando el pánico entre la población latina. Pacíficamente, en la mayoría de los casos, cientos se han concentrado frente a los locales federales donde están retenidas decenas de personas, mujeres, hombres, niños. En los últimos días los mariachi y los bailes se han unido a las protestas.
Trump ha amenazado con extender las redadas salvajes a las ciudades demócratas, pero se ha visto obligado a retirar su “migra” de los campos, de las obras, la hostelería o la distribución y otras empresas que se benefician de los bajos salarios de los indocumentados en todo el país. Más de 11 millones de ellos trabajan en esas condiciones. Antes amenazó con utilizar la Guardia Nacional o el ejercito contra los manifestantes con la excusa de algunos actos violentos de “antifas”. Sin embargo, los cuatro mil Guardias Nacionales movilizados, contra la voluntad de las autoridades estatales, se amontonan en instalaciones insalubres mientras solo unos cientos “protegen” los edificios federales. En cuanto a los 700 “marines” enviados con un costo de decenas de millones de dólares, solo un puñado acompaña a la Guardia Nacional en la tarea de “proteger” a los “protectores”.
Ha sido la Policía Metropolitana de Los ángeles y la Oficina del Sheriff del condado, que cuentan con 10.000 y 15.000 agentes cada una, las encargadas de reprimir brutalmente sobre todo a los manifestantes pacíficos. La alcaldesa de Los Ángeles, que impuso el toque de queda, es demócrata y negra y el Sheriff del condado es latino y demócrata también. Por su parte el Gobernador Newsom fue el primer gobernador demócrata que llamó a la colaboración con Trump después de su elección, también en el terreno migratorio. Su Gobierno ha aprobado leyes contra los más de 200.000 sin techo de California, la mayoría latinos y negros. El cinismo del Partido Demócrata es escandaloso. Obama ostenta el triste récord de ser el Presidente que más extranjeros ha expulsado en la historia del país, más de dos millones. “Genocide Joe” Biden le sigue de cerca. En su ultimo año en el cargo expulsó a 240.000 al tiempo que reforzó las tropas federales y del ejercito en la frontera mexicana.
Trump es un buen representante del imperialismo yanqui hoy, boca grande, pero maños pequeñas. Amenazas y bravuconadas que luego no es capaz de mantener sobre el terreno. Preguntado el 14 antes del desfile militar, que resultó un fiasco en cuanto a público, si se sentía un rey Trump respondió, «No me siento como un rey. Tengo que pasar por un infierno para que se aprueben las cosas». Y no miente. Toda su agenda interna y externa está empantanada y patas arriba, o por los tribunales federales que han bloqueado la mayoría de sus “órdenes ejecutivas” en todos los terrenos, o por el enfrentamiento con sus “socios” y/o competidores en el caso de la “guerra comercial” de pacotilla o su política exterior. Ucrania, Gaza, ahora Israel-Irán son bofetadas en la cara del país más poderoso del mundo. El caos va camino de sustituir al débil orden establecido después de la IIª Guerra Mundial.
Entre la población y la prensa se está haciendo famoso el acrónimo “Taco” para referirse a Trump: «Trump Always Chickens Out». En román paladino, “Trump siempre se acojona”.
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